jueves, 31 de marzo de 2016

Miedos.

Todos estamos de acuerdo en que el embarazo es una época preciosa, venga de la forma que venga o como venga, da igual si ha costado conseguirlo, si ha venido sin planear, si es un embarazo idílico de éstos que puedes llevar unos taconazos de 15 centímetros todo el día sin inmutarte, o si apenas te puedes mover del baño por los vómitos... Pero nadie nos cuenta una de las partes fundamentales del embarazo, los miedos.

Por experiencias cercanas he visto que no soy la única a la que afectan, y que da igual si eres primeriza o si es tu quinto hijo, que vas a pasarte medio embarazo asustada y el otro medio preocupada.

Hoy, el elefantito y yo cumplimos 27 semanas y anoche no pude pegar ojo precisamente por eso. He de reconocer que tengo miedo, que llevo teniendo miedo desde que me dio esa arcada en el coche y que es probable que ese miedo me acompañe por el resto de mi vida.

Paparockero y yo llevábamos un año intentando quedarnos embarazados sin éxito, luego llegó la mudanza de Nürnberg a Berlín y esos 4 meses siguientes viéndonos sólo los fines de semana, en los que obviamente no estábamos pensando en el embarazo, si no más bien en cómo llegar a fin de mes teniendo que pagar dos alquileres.

Al finalizar mi primer mes ya instalada en Berlín empezábamos a respirar, la economía familiar volvía a estabilizarse, ya no había dos alquileres, con todo lo que eso conlleva, y volvíamos a poder ir a comprar sin hacer malabares para comer todo el mes. Aún no lo sabíamos pero ya éramos tres.

A finales de octubre supimos que nuestro sueño se había echo realidad. Y ahí empezaron mis miedos. Es el momento ideal? paparockero cumple 29 el mes que viene y yo dentro de tres los 24, no será demasiado pronto? nos habremos precipitado? lo habremos pensado bien? no siento nada, irá todo como tiene que ir? estará sano? superaré el primer trimestre? cómo será el embarazo? será tan horrible como dicen? estaré todo el día martirizada por las náuseas?

Sólo habían pasado horas desde que me había echo el segundo test que dio positivo y ya me estaba entrando el agobio.

A la semana vimos ese pequeño huevito, esa confirmación de que todo era real, que no había equivocaciones, que nuestro bebé estaba ahí dentro esperándonos, llenándonos de amor e ilusión, decidimos no contar nada a nadie por la distancia, por si algo salía mal no ir regalando disgustos a la familia, que, al estar tan lejos tampoco podían hacer nada.

Siguieron los miedos según pasaban las semanas, la noche antes de una nueva revisión dormir era misión imposible. Estará bien?, estará creciendo?, mis niveles de hormonas, vitaminas, anticuerpos, etcétera, serán los idóneos?, el tiempo que no he sabido que estaba conmigo le habrán afectado las copas y el tabaco?, superaré el primer trimestre?, cómo se lo tomarán mis padres? y mis suegros?

Superamos el primer trimestre, contamos la noticia y todos la acogieron con alegría y mucho, mucho cariño, al poco empezó a notarse que nuestro bichito se hacía grande, ya podía dar pataditas que a mamá la hacían inmensamente feliz, esas pequeños movimientos calmaron mucho las angustias de mi corazón, sabía que si se movía al menos estaba bien, seguía vivo aunque aún fuera imperceptible para el mundo.

Aparecieron miedos nuevos. Cuánto tarda en llegar el carrito?, cuál queremos? y la sillita del coche?, tenemos que mirar cunas?, en éste piso no cabemos, y es un cuarto sin ascensor!, hay que buscar piso pero ya. Tengo que hacer una lista con todo lo que necesito (soy la loca de las listas)...

Paparockero me acompañaba de tienda en tienda mirando cosas, comprando precios, dando vueltas y volviéndolo loco. Sé que lo hacía, y lo hace para mantenerme algo más tranquila y que deje de ponerle la cabeza como un bombo, pero el pobre ni con ésas se libra.

Encontramos piso, encargamos el carro, un familiar nos iba a dejar la cuna y nos la traerían mis suegros que vendrán poco antes de la fecha prevista de parto, los números salían, la única pega era que el piso le tendremos que amueblar por partes y a meses, pero no nos importaba, cocina teníamos y después iríamos a por la lavadora, aquí hay lavanderías en cada esquina así que podemos sobrevivir un poco más sin ella.

En la semana 25 nos dijeron que el niño estaba muy grande, ayer subí el post en el que os lo contaba, la doctora nos lo dio, a entender, nosotros lo supusimos, la familia "nos lo corroboró", Etel se va a adelantar, igual no tanto como para ser prematuro, pero si es posible que no llegue a la semana 40, vosotros me habéis comentado lo mismo y yo me vuelvo a agobiar, tengo una caja de ropa a la que quitar etiquetas, que lavar, tender y planchar, biberones y chupetes por esterilizar, es pronto para preparar las bolsas para el hospital? hoy empezamos el séptimo mes, paparockero nació al octavo, debo dejarlo ya todo preparado?, aún no he elegido hospital, y hasta la semana 30 no puedo tramitar la admisión, y si escojo un hospital cerca de la casa nueva y me pongo de parto antes de mudarnos? tendré un parto de los de visto y no visto o podré recorrer tranquilamente los 20 kilómetros hasta el hospital?, si el niño nace muy grande será un parto difícil?, tendrán que hacerme una episiotomía?, me desgarraré? o tendrán que sacármelo por cesárea? me da pánico la episiotomía, prefiero mil veces antes una cesárea. Pero ahora que recuerdo, a mi prima la pusieron una carretera de grapas y me da grima sólo recordarlo...

Cada día se apaciguan dos miedos y mi cabeza inventa otros tres, y eso que no me ha dado por pensar en una vez que el niño ya esté aquí, si sabré cuidarlo, si seré una buena madre, si lo oiré por la noche cuando llora...

Por favor hacedme saber que no estoy loca y contadme vuestros miedos e inquietudes.

miércoles, 30 de marzo de 2016

Prueba del azúcar y primeros monitores.

En la semana 25 tenemos la famosa prueba del azúcar o test de O'Sullivan. Yo no os voy a contar en qué es lo que mide, como se trata si ha dado positiva o todo eso, porque no soy una experta y en éste blog hablo de mi experiencia personal, no copio y pego de wikipedia para cubrir las lagunas de mi conocimiento, porque respecto a esta prueba sé lo que todas, mide el azúcar para ver si hay o no diabetes gestacional y depende los resultados te ponen una dieta específica, insulina o lo que corresponda, pero no puedo decir más porque desconozco las variables de los resultados y como ya he dicho no soy una experta.

En mi experiencia puedo decir que paparockero pidió el día en el trabajo para venir conmigo porque no se quiere, ni se ha perdido una consulta, fuimos a primerísima hora, con un hambre de mil demonios y ya concienciados de que es una prueba horrible, de que el líquido sabe fatal y que todo el mundo reza para que salga bien y no tengan que repetirla. 


Después del análisis de orina, me pesaran y me tomaran la tensión la enfermera vino a la salita donde estaba con un vaso de agua lleno de azúcar y un botecito con limón exprimido por si me quería echar un poco. La verdad me extrañó, pero como ya todos sabemos "Alemania is diferent", me tomé el mejunje, la verdad no fue para tanto, también repito, sólo era agua con azúcar y unas gotas de limón, y me pasaron a otra sala, me iban a hacer mis primeros monitores. Iba a ser la primera vez que escuchara a mi bebé, estaba super emocionada.

La verdad costó un montón encontrar el corazón del bichito, pero finalmente ahí estaba, casi se me escapa una lagrimita, fue un momento precioso la verdad, casi equiparable a la primera ecografía.




En consulta nos dijeron que los monitores salían bien, que no reflejaban contracciones, pasamos al ecógrafo y ahí es cuándo vino la sorpresa.

Para variar seguimos sin verle la cara, no hay manera, no se deja, sobre la semana 20 se intuyó un poco la naricilla desde arriba, pero es el único rasgo que hemos podido ver. Va dos semanas de desarrollo por delante de mis semanas de embarazo, mide 33 centímetros y pesa 1 kilo 250 gramos !!!

La doctora dijo que parecía un pequeño elefantito, y de ahí ya se le quedó el mote. Madre mía, según la página bebesymas.com semana 25  a éstas alturas del embarazo el bebé debería pesar entre 700 y 800 gramos. Esa diferencia de peso, sumado al avanzado desarrollo que lleva hizo que volvieran a mi los miedos y las prisas, pero eso da para otro post, así que os lo cuento más adelante...

viernes, 25 de marzo de 2016

Receta de Tortitas.

Lo prometido es deuda así que aquí os dejo la receta de las tortitas que os enseñé ayer.




Necesitaremos:

 - 200 gramos de harina.
 - 50 gramos de azúcar.
 - 1 cucharada de postre de miel.
 - 2 huevos grandes. 
 - 1 cucharada de postre de levadura.
 - 1 pellizco de sal.
 - 75 mililitros de agua.


A cocinar:

Lo primero que tenemos que hacer es echar los huevos, el azúcar, la miel y el pellizquito de sal en un recipiente hondo y batirlo bien. Yo soy partidaria de batir a mano con unas barillas, pero también se pueden utilizar unas barillas elécticas.

En el momento en el que la mezcla espume añadimos el agua y seguimos batiendo.

A continuación vamos tamizando e incorporando la harina y la levadura. Tamizar ésta mezcla hace que el resultado, de cualquier receta, sea más esponjoso.

Cuando hayamos incorporado todos los ingredientes lo dejamos reposar durante media hora para que la levadura cumpla su función. A mi, personalmente, me gusta dejarlo cubierto con un trapo de cocina, pero no es indispensable.

Pasada esa media hora escogeremos una sartén, plancha o crepera antiadherente, esto es muy importante para que no se nos destrocen las tortitas al darlas la vuelta, si no tenemos sartén antiadherente podemos echar unas gotitas de aceite y luego secarlas con papel de cocina. El aceite, al contrario que la mantequilla, no nos cambiará el sabor de la masa, pero habrá que estar muy pendientes de que la sartén permanezca engrasada.

Ponemos la sartén a fuego bajo/medio, esto hay que irlo tanteando porque cada cocina es diferente, lo importante es que se nos dore por fuera y no se quede cruda por dentro.

Yo utilizo un cazo para echar la mezcla a la sartén, así como para irlas redondeando con el mismo, pero podéis utilizar el instrumento con el que más cómodas os encontréis.

Cuando la masa empiece a burbujear es hora de dar la vuelta a nuestras tortitas y dejar que se hagan por el otro lado.

Paparockero y yo nos las solemos comer con un chorrito de miel por encima, pero se le puede echar sirope, chocolate, mermelada... eso ya va a gusto de cada uno.


Si os sobran tortitas la mejor forma de conservarlas es tapadas, bien con una tartera, con una tapa para microondas o con un trozo de papel de plata, lo importante es que no estén al aire porque se quedarían duras.

Hay gente que opta por congelarlas y a la hora de consumirlas darlas un golpe de calor en la sartén, nunca lo he probado, pero me han dicho que se conservan perfectamente.

Ya sabéis que si os animáis a preparar éstas deliciosas tortitas me gustaría saber qué tal os ha ido, si os ha parecido difícil, si os han gustado, etcétera. Y no os preocupéis si no os salen a la primera, la primera vez que yo las hice fue un completo desastre, no me apañaba para echar la masa, lo me quedaban redondas, unas me quedaban blancas y otras demasiado negras... En resumen, con la práctica será más fácil y encontraréis la forma de hacerlo cómodo para vosotras.

Un besazo enorme y espero vuestras fotos y comentarios tanto aquí como en Instagram.

jueves, 24 de marzo de 2016

Clases de madre?

Llegamos a la semana 22, ya empezamos nuestro recorrido por el sexto mes. Parece que fue ayer cuando vimos a nuestro bichito por primera vez y ya es todo un hombrecito que nos patea la vejiga nos divierte cuando le da hipo y toda la barriguita tiemba.

Personalmente yo llegué a la semana 22 con los agobios de la semana pasada, el tiempo se nos echaba encima y seguíamos sin encontrar un piso que se adaptara a las necesidades de ésta familia de 5, pero también me dio por pensar en la clase de madre que iba a ser. No sé por qué me dio por ahí, pero me empecé a sentir un poco insegura.

Habíamos hablado del tema y preferíamos no llevar al bichito a la guardería si no era indispensable, en casa el que cocina es paparockero, porque aparte de que le encanta, se le da de maravilla y yo me veía como la típica madre de telenovela que sólo tiene que estar pendiente de su hijo y no hace nada más que observarle todo el día, llevarle y traerle al parque y no separarse de él ni un segundo. Que no me parece mal, pero no me veo, yo siempre he sido muy activa, me gusta el deporte, la repostería, hacer la casa, estar entretenida en general, los días que tengo que estarme todo el tiempo sentada en una silla delante del ordenador me vuelven loca, siento que, aunque haya echo un millón de cosas, no he aprovechado el día.

Ahí se encendió una bombilla en mi cabeza, la repostería. Siempre me ha gustado hacer tartas y todo lo que sea dulce, todo empezó porque paparockero no tiene mano y si no era para hacer algún postre no me dejaba entrar a la cocina, y la verdad es que con la excusa había acumulado en unos años cientos de recetas. 



En ese momento se me apareció la imagen de la madre americana que se levanta dos horas antes que el resto de la casa para preparar el desayuno y estar estupenda para cuando la casa se pusiera en marcha y que a la hora de la merienda había preparado algo delicioso y seguía estupenda, y lo más importante, no parecía que hubiera pasado un huracán por la cocina. Ese tipo de madre me gustaba más, y sabía que a paparockero le gustaría aún más, así que desempolvé el viejo libro de recetas que me regaló paparockero hacía unos años, que no era más que un libro en blanco en el que yo iba apuntando mis recetas favoritas, aunque he de reconocer, que al final acabo apuntándolas siempre en folios sueltos.

Ese fin de semana no podía dormir así que me levanté y preparé unas deliciosas tortitas para desayunar, paparockero nada más despertarse y oler ya se levantó con una sonrisa. Definitivamente ésa es la clase de madre que quiero ser, la que consigue que su familia se despierte cada día con una sonrisa.

Semana 21 y yo sin matrona.

Al empezar la semana 21 empecé a obsesionarme con el tiempo. Me entraron las prisas, tenía que comprar el carro, la sillita del coche, la ropa, la cuna... y si a todo eso le añadíamos que estábamos inmersos en la búsqueda de piso era un estrés continuo pensando en que se me iba a acabar el tiempo y que no tenía nada organizado.

No sé como paparockero me aguantaba, había veces que no me aguantaba ni yo, pero día si, día también me le llevaba a ver cosas de niño, de tienda en tienda comprando precios y calidades, haciendo números a todas horas...

Cuando vivíamos en Nürnberg todo este estrés se había solucionado yendo a tomar un café con la tiaenfermera, así que respiré bien hondo, cogí el teléfono y rezando para que la pillara en un huequito libre de su ajetreada vida enfermeril la expuse mi mayor preocupación. NO TENGO MATRONA!! y es que como ya os he dicho en anteriores ocasiones, aquí, en Alemania, tú te buscas tu equipo médico, a veces es un punto a favor, a veces es una soberana puñeta, y más siendo primeriza y no sabiendo exactamente cuál es su labor.



Menos mal que la tiaenfermera me conoce y me tiene tanta paciencia o más que paparockero, vaya dos soles. Me explicó que la matrona me haría un control del embarazo, me resolvería las dudas, me ayudaría a mejorar hábitos..., vamos, lo que estaba haciendo mi ginecóloga. Y que después del parto me ayudaría con los cuidados del niño hasta que tuviera un mes que ya le atendería el pediatra, que me ayudaría con la lactancia, con los cuidados en general.

La charla me vino muy bien, pero yo seguía preocupada, si no tenía matrona, quién me iba a ayudar a la hora del parto? Tiaenfermera se reía y me dijo que cada hospital tiene sus matronas, que no me preocupara por eso que el no tener una matrona de apoyo en casa no suponía que me iba a ver yo sola en el paritorio.

Después de hablarlo todo la verdad es que me sentí un poco idiota, pero como las diferencias entre la sanidad aquí y la sanidad en España son tantas hay veces que no sé muy bien por dónde me da el aire.

miércoles, 23 de marzo de 2016

Viaje en la semana 20.

Las navidades coinciden con mi cumpleaños, y el de paparockero había sido un par de meses antes así que, aprovechando las ocasión, mis suegros nos regalaron un fin de semana en Praga, el fin de semana de San Valentín más concretamente, así que hicimos la maleta y con mi barriguita de 20 semanas allá que nos fuimos.





Como íbamos en coche, de camino paramos en Dresde a ver un poco la zona del centro, dar un paseo por los alrededores del teatro, el castillo y la catedral, tomar un café, y lo que más nos importa a las embarazadas, hacer pis.
Que lata de vejiga, por favor.


La verdad es que lo único que puedo decir de Praga es que es una ciudad maravillosa para ver, puedes hacer un montón de cosas y perderte por sus calles paseando, hay que destacar el famosísimo rejo astronómico, que es visita obligada y a ser posible en el momento de dar las horas porque es todo un espectáculo y se llena de gente.




He de decir que nos queda pendiente volver alguna vez, porque mi estado no me permitió disfrutar de su gastronomía al 100%. El viernes según llegamos fuimos a comer y me pedí una especialidad checa deliciosa, que, por cortesía de mi querido bichito, me estuvo repitiendo todo el día y parte de la noche, así que opté por no arriesgarme demasiado con las comidas y no experimentar mucho que ya sabemos todos que el reflujo y la acidez, sobretodo por la noche, puede ser un tema un rato incómodo.

Hay que ver lo que cambian los viajes sólo por ese pequeñito que llevamos dentro, y las ganas que tenemos de que sea un poco grande para empezar a llevarle a conocer mundo con nosotros.

Burbujitas?

Llegamos a la semana 18 y ya se empieza a hacer presente esa pequeña barriguita, esa que no dejaremos de mirar en los meses posteriores, aunque la verdad es que a mi me parecía que estaba hinchada más que embarazada, pero a paparockero le hacía mucha ilusión que se empezara a notar y no paró hasta que consiguió hacerme una foto.



Lo más memorable en ésta semana fueron las famosas burbujitas. Qué sensación más fantástica y más rara a la vez, la primera realmente me sorprendió, estaba sentada en el ordenador y note un "blup" en mi vientre que me paralizó por completo durante un par de minutos.

Pasaron un par de días y como no había vuelto a sentir nada empecé a pensar que me lo había imaginado, que tanto leer e investigar sobre el embarazo ya me provocaban paranoias pero esa misma noche "blup" otra vez, y de tal ataque de risa que me dio desperté a paparockero.

A partir de ahí empecé a obsesionarme, ya no eran burbujitas, en una semana empezaron a ser claros movimientos y cada vez que notaba algo le ponía la mano a paparockero, que ya estaba harto de decirme que no notaba nada.

El par de semanas siguiente las patadas empezaron a hacerse más y más fuertes y aunque paparockero seguía sin sentir nada todas las noches cuando nos metíamos a la cama apoyaba la cabeza en la barriguita y le hablaba, le contaba lo que había echo, que le habíamos comprado, hasta que un día el pequeño Etel pegó tal patadón que la cabeza de paprockero se elevó, no se me olvidará jamás esa cara de sorpresa y satisfacción porque por primera vez había notado a su niño moverse.

En esa época empecé a poner más música en casa, madre mía, el bicho va a salir como sus papás, las listas de pop-rock español de los 80 de spotify le vuelven loco, aunque tenemos nuestras dudas de si es por la música o porque me paso el día cantando. 

Niño o niña?

A la vuelta de las vacaciones también tocó volver a la consulta.

Después de contar la noticia en casa todo parecía mas real, al menos, yo hasta ese momento no empecé a creerme que era verdad, que íbamos a ser papás y que teníamos que hacer cosas al respecto.



Pero de momento la mayor preocupación que teníamos paparockero y yo era picarnos el uno al otro por si sería niño o niña. A ambos nos daba igual el sexo de nuestro bichito y hacía años que teníamos los nombres elegidos así que ese no era tampoco problema, pero nos gustaba especular, paparockero prefería un niño, y yo por llevar la contraria, una niña.



No sabíamos si se iba a poder ver tan pronto, ni si se dejaría ver, así que tampoco estábamos muy nerviosos, después de las preguntas de rutina pasamos al ecógrafo con tal suerte que la primera imagen que salió nos desvelaba el sexo de manera clara, así que estamos orgullosos de decir que vamos a ser los padres de un pequeño bichito que se llamará Etel.



Etel, y os preguntaréis de dónde hemos sacado el nombrecito, pues bien, paparockero y yo teníamos claro que no queríamos poner a nuestros hijos nombres comunes, porque ambos dos tenemos nombres de esos que suenan por la calle y se giran cinco, así que nos pusimos a buscar.

Por separado, cada uno elaboró dos listas, una con nombres para niño y otro con nombres para niña y cuando hubimos acabado las pusimos en común. El nombre de niña  le escogimos relativamente rápido, pero el de niño, uy madre, a paparockero no le gustaban los nombres de mi lista, y a mi los de la suya me parecían demasiado raros.

Al final acabé eligiendo el nombre que menos mal me sonaba. Si, tal cual, porque paparockero en su afán de ser original escogió nombres de dioses nórdicos, de origen finlandés, etcétera (vamos, que había alguno que tenía más consonantes que un estornudo).

Pero para ser sinceros he de decir, que no se si a fuerza de escucharlo, o porque he tenido años para hacerme a la idea, he de reconocer que ahora mismo no me imagino llamar a mi bichito de otra forma.

Cuidado antiestrías.

Aprovechando que estábamos en España y que no había ninguna clase de impedimento, ni limitaciones con el idioma decidí ir a asesorarme sobre cremas, lo más naturales posibles, para evitar la aparición de las temibles estrías.

Y es que todo el mundo habla maravillas de la lata de Nivea, la azul, la de toda la vida, y yo pensando que si a todas las iba bien por qué a mi no tendría que funcionarme, así que me planté en el super y compré el tarro más grande que encontré. Nunca he sido muy constante con las cremas, pero ésta era la ocasión ideal para crear unos hábitos de cuidado de la piel.

Cuál fue mi decepción al descubrir que a los dos o tres días de estar usando la maravillosa y conocidísima Nivea me salía un horrible salpullido. Fracaso absoluto, aunque la había utilizado toda la vida de manera esporádica se ve que la revolución hormonal no casó muy bien con mi adorada crema.

Me puse a buscar alternativas y me compré dos productos de The body shop, una manteca de Karité y una loción corporal de aceite de argán para complementar la manteca, fracaso absoluto también, ésta vez no fue alergia, ni que la fórmula no funcionara, que no me hidratara lo suficiente o algo por el estilo, fue el olor, no podía soportar el olor, era extremadamente fuerte y se quedaba impregnado en la ropa aunque hubieras dejado suficiente tiempo para que se absorbiera, para mi era horroroso, no podía soportarlo.

Así que allí estaba yo, plantada en la sección de cremas del Yves Rocher olisqueándolas todas, leyendo la formulación, todo, hasta que una dependienta me ayudó a escoger una. Me dijo que en sus embarazos ella era la que usaba y su olor no era ni fuerte ni desagradable así que esa me llevé.




Es la Leche corporal ultra nutritiva de Omega 3 6 9 de Riche Crème, éste ya es mi segundo bote y, aunque me han recomendado otras, lo volveré a comprar para tenerlo en caso de emergencia o de que volviera el salpullido. Si bien es verdad que hidrata a mi me gusta combinarla con un aceite corporal de argán. Me aplico el aceite cuando salgo de la ducha y por la noche la crema haciendo especial hincapié en los muslos, el pecho, la cadera y la barriga.

En la adolescencia me salieron muchísimas estrías tanto en el pecho como en la cadera y en el embarazo, de momento, sólo tengo una, así que el balance es positivo.



Se lo contamos a la familia.

Tras varias horas entre vuelo y coche por fin llegamos a casa de mis suegros y no pudimos esperar para darles los regalitos que habíamos preparado para dar la noticia. Después de abrazos, besos, sonrisa y algún amago de lagrimilla fuimos a casa de mis padres a hacer lo propio.

Hay que reconocer que paparockero mantuvo el tipo todo el rato, en cambio, yo tenía la barriga que parecía una centrifugaroa, me temblaban las rodillas, no me salía la voz y no era capaz de decir dos palabras entendibles seguidas de lo seca que tenía la boca, pero tanto a los futuros abuelos, como a los futuros tíos recibieron la noticia con mucha alegría e ilusión, así que yo pasé tantos nervios para nada.

Las semanitas que pasamos en casa toda la familia se volcó para ponerse al día del cómo habían sido estos meses y preguntando pues lo típico que todos preguntamos a una embaraza, si ya se sabe el sexo y si se tienen pensados los nombres

Durante las cenas de navidad mientras paparockero charlaba con unos a mi las mujeres me iban contando anécdotas sobre sus embarazos, que si una le cambiaba la colonia al marido cada semana porque le daba ascos, que si la otra no podía salir del baño porque estaba vomitando todo el rato, que si el niño nació más grande que la madre... la verdad es que fueron conversaciones muy divertidas y amenas.





Y llegaron los reyes, y con ellos los primeros regalos para el bichito, mi prima y ambas abuelas le regalaron unos pijamitas adorables. El de mi prima tiene dibujado un patito que se me hace la mar de tierno y viene con un gorrito precioso, el de mi madre es un sencillo estampado de estrellitas que escogió paparockero, precisamente por eso, por su sencillez, y el de mi suegra es un pijama de dos piezas que se me antoja adorable con un ratoncito, y el detalle de las estrellitas en la planta del pie.

Sin duda, y aunque nos volvimos con la maleta llena de ropa que habían desempolvado de cuando nosotros éramos bebés éstas serán las primeras puestas del pequeño bichito. Me da mucha ternura tanto los dibujos, como el tejido, tan suavecito, tan de bebé!

Y es que yo, al contrario que paparockero que o no le surgía, o lo disimulaba muy bien (yo creo que más lo segundo, porque siempre decía que quería hijos, por lo menos tres, y estuvo más de un año dando la lata hasta que lo consiguió) cada vez que paso al lado de un bebote, o tan sólo por la sección de ropa infantil es que se me cae la baba, los patuquitos, lo bodys, los gorritos, los conjuntitos, todo tan pequeño, tan bonito, tan adorable... ains...


Navidades, en España?

En la semana 12+4 tanto paparockero como aquí una servidora estábamos sufriendo un ataque de pánico por dentro.

Era un lunes de diciembre, el lunes 21 de diciembre para ser más concretos y estábamos muy impacientes por ver a nuestro bichito, pero sobretodo estábamos impacientes por saber si la doctora nos iba a dar el visto bueno para poder volar al día siguiente y así pasar las navidades en España con la familia.

Entramos en la consulta y después de las preguntas de rigor sobre como me había ido desde la última visita pasamos al ecógrafo.




Cuando esa figura apareció ante mis ojos no me lo podía creer, ya era toda una personita, y para ser sinceros no era para nada como me la había imaginado, me había imaginado lo típico, un bebé cabezón y no muy largo, pero no, nada de eso, fue tan bonito, estaba tan emocionada que no me paré a mirar la cara que tenía paparockero así que no os lo puedo contar.

Después de las correspondientes mediciones llegó el momento clave de la visita, y no es que una complicación, o una negativa de la doctora nos obligara a cambiar de planes y recorrer más de dos mil kilómetros en coche, que tampoco iba a ser la primera vez. El mayor inconveniente venía porque tanto los padres de paparockero como los míos sabían que íbamos en avión, los horarios, teníamos a alguien que nos recogería en el aeropuerto, etcétera, sino que cambiar el itinerario a última hora requeriría dar demasiadas explicaciones y levantaría sospechas y especulaciones sobre el por qué habíamos decidido no volar en el último momento.

Desde el momento que nos enteramos que ya éramos una familia de 5 decidimos esperar a contárselo a los abuelos hasta superar el primer trimestre, ya que la fecha coincidía con Navidad y nos hacía ilusión ver su reacción. 

Pero seguíamos siendo un matojo de nervios hasta que la doctora nos dijo que todo estaba correctamente, habíamos superado el primer trimestre con éxito, el bichito estaba sano y fuerte y no había inconvenientes en volar.

El pequeño iba a hacer su primer viaje, y a casa nada más y nada menos.


Semana 10.

La semana 10 volvimos a la consulta con la sensación de que el tiempo avanzaba muy deprisa y estábamos más en esa sala de espera que en nuestra propia casa, pero siempre merecía la pena por ver a nuestro pequeño bichito.

Si en la semana 7 nos sorprendió con su crecimiento ésta vez tampoco defraudó. Ya era toda una ranita. 





Después del control de rigor y la conveniente ecografía salimos de la consulta con una nueva receta, mis niveles de hormona tiroidea estaban fuera de lo normal así que había que regularlo. 

Paparockero se burlaba diciendo que entre la progesterona, el ácido fólico, la vitamina D y ahora con la tiroxina parecía una pastillera, y la verdad no se equivocaba mucho, tenía que tomarme una por la mañana, dos con la comida y otra a la noche, era un no parar.

En ésta consulta me dieron también los resultados del análisis de la toxoplasmosis, que dieron negativos, eso quería decir que no había pasado nunca la enfermedad y por lo tanto no tenía anticuerpos. Ésto básicamente significaba que no podía comer embutido crudo (después de navidades me enteré de que si lo congelaba debidamente si podía disfrutar de un buen bocadillo de jamón), que debía cocinar bien la carne y dejar que paparockero se encargara de la limpieza de los areneros y de las gatunas.

Al pobre paparockero a éstas alturas ya le tenía hasta el moño, ya que las únicas nauseas que me dieron en el embarazo fueron el olor del bacalao al cocerse, que una vez cocinado no, el tabaco, como ya sabéis y los productos de limpieza, especialmente los del baño (limpiacristales, pato wc, antical...). Esos olores eran los únicos que me afectaban, pero ni usando mascarilla conseguía aplacarlos, así que paparockero, con todo su amor y comprensión se tuvo que hacer responsable del baño, zona que usualmente estaba entre las mías en el reparto de tareas. Pero no quedaba ahí la cosa, tenía que dejarlo a mi gusto.
Se merece un monumento por la paciencia que tuvo cada vez que le sacaba fallos o le señalaba una marca del trapo en el espejo...




Semana 7.

Una semana después ya empezábamos a asimilar un poco más lo que estaba pasando.

En la séptima semana volvimos a la consulta para recoger los resultados de los análisis inciales que me hicieron. Como siempre nada más llegar me pesaron, me tomaron la tensión y me hicieron un análisis de orina.

Ya una vez en la consulta, la doctora me explicó que en mis análisis la vitamina D había salido por debajo de los parámetros normales así que tenía que incorporar una pastilla nueva a mi rutina. Explicado ésto me preguntó por mi estado, si tenía nauseas o vómitos y, la verdad, es que aparte de tener mucho sueño no tenía mayores síntomas.

Aclarada ésta parte pasamos al ecógrafo y vimos al bichito. Ese pequeño borrón había duplicado su tamaño en una semana, fue muy emocionante, nosotros esperábamos ver otra vez un garbancito y vimos esa sombra tan grande. Paparockero estaba muy emocionado, y qué os voy a decir yo, me parecía asombroso el cambio que había dado en tan poco tiempo, no podía dejar de pensar que dentro de poco esa manchita se iba a convertir en un precioso bebote.




Adiós tabaco.

Lo reconozco, llevo más años fumando de los que puedo recordar, por suerte, tampoco puedo recordar todo el dinero que he gastado entre paquetes, mecheros, tabaco de liar, filtros, papel y toda la parafernalia. Cuando mi madre, mis suegros, paparockero o cualquiera me decía que tenía que dejar de fumar (como si fuera algo que yo no sabía), siempre decía que lo dejaría cuando tuviera que hacerlo, así que ya no sólo por orgullo, si no por salud, y ya no la mía sino la de mi bichito y para alegría de todos los que llevaban años incitándome a hacerlo, decidí dejar a un lado ese apestoso vicio.


He de decir que las náuseas de primer trimestre, el tener congestión nasal desde el día uno que me quedé embarazada, hasta día de hoy, y que tiene pinta va para largo, me facilitó mucho el trabajo.

Cuando paparockero y yo nos conocimos él ya había dejado de fumar, pero como tanto yo como la mayoría de mi entorno seguíamos con el maldito vicio volvió a caer, en el transcurso de los años intentamos dejarlo algunas veces. Él siempre lo conseguía, pero yo no y al final volvía a recaer hasta que hace ya dos años lo dejó definitivamente y para que no volviera otra vez a fallar decidí empezar a fumar en la terraza o bien con las ventanas abiertas así estuviera cayendo la nevada del siglo, en resumen, cualquier cosa para que el ambiente no estuviera tan cargado y le resultara pesado de sobrellevar. Él no ha vuelto a fumar desde entonces, pero ya me fumaba lo de los dos, entre el estrés del trabajo, el adaptarnos a un nuevo país al cual llegué sin saber decir ni "Hallo" y no poder compaginar el trabajo que había encontrado con las clases de alemán acababa resumido en un paquete de tabaco diario, como mínimo.

Total que agarré el toro por los cuernos y decidí que era mejor respirar a fumar, ya que cada calada venía acompañada de un ahogo en mocos que cualquiera que haya pasado un catarro sabe de lo que hablo, y el propio olor y sabor del tabaco que me desagradaba de tal manera que los últimos cigarros del paquete me duraban todo el día porque solo conseguía dar dos caladas antes de apagarlo de nuevo (en sí eso ya era un avance, de fumarme uno a lo largo del día a los 7-8 que acostumbraba, cuando llegué a Berlín...).





También he de reconocer que en España, al volver a relacionarme con mi círculo social de siempre, en el que la mayoría de gente fuma me vi muy tentada, y aunque bajo la atenta mirada de paparockero me permití fumarme un par de cigarrillos, pero ahí acabó la cosa. 

Sé que paparockero está orgulloso de mi, pero yo estoy aún más orgullosa de mi, porque aunque hay días en los que realmente me apetece fumar, me miro la barriga y pienso en lo que merece la pena el que siga sin hacerlo.

Vosotras fumábais antes del embarazo? Habéis conseguido dejarlo? Cómo ha sido vuestro proceso?

Primera visita.

Allí estábamos paparockero y yo, esperando con una sonrisa de oreja a oreja, temblando hasta los pelos de las cejas y rellenando ese formulario estándar de "fecha del primer periodo, fecha del último periodo, que método anticonceptivo utiliza?..."

Cuando entregamos el formulario me tomaron la tensión, me pesaron y me hicieron un análisis de orina, después de un ratito de espera pasamos a la consulta, la doctora, una mujer de, más avanzada que mediana edad, con cara de abuelita adorable me echó una bronca tremenda por fumar sabiendo que estaba embarazada, nos hizo unas cuantas preguntas más y pasamos al reconocimiento y posteriormente a la primera ecografía.

Nuestra cara al ver por primera vez a lo que a partir de ese momento sería nuestro bicho, bichito para paparockero, lo expresaba todo, la emoción de haberlo conseguido, el pánico de no saber que vendría después y el temor de que todo fuera bien.



La doctora dijo que todo estaba en orden, que aunque la fecha del último periodo indicaba que más, nunca he sido muy regular, ella aseguraba que estábamos de 6 semanas, que tenía que empezar a tomar ácido fólico y me dio también unas cápsulas de progesterona, que debía vigilar lo que comía, dejar el alcohol, que aunque nunca he sido de beber en exceso alguna cervecita o algún cóctel si me gustan de vez en cuando; obviamente, dejar de fumar, moderar el ejercicio que pudiera ser perjudicial, seguir una dieta sana, etcétera...

Salimos de la consulta con un millón de dudas, de preguntas, de miedos, pero sobretodo con la satisfacción y la alegría de que por fin, después de tiempo intentándolo, íbamos a ser papás!

Virus o bichito?

Paparockero se había cogido de un virus, llevaba una semana con congestión nasal, dolor de cabeza y apenas salía de la cama. Cuando él empezó a recuperarse yo comencé a sentirme cada vez peor, a parte de los síntomas que paparockero había presentado yo tenía mucho sueño, pero eso no es raro, siempre he sido un poco sopazas, y según dice también tenía más hambre del habitual, pero yo no me acuerdo de eso.

Total, que paparockero insistía en que estaba embarazada, y yo en que no, que me había pegado el virus, y que además, me dolía la zona del ovario como cuando te va a venir el periodo y ahí se quedó el tema. Al par de días iba yo conduciendo tan tranquila cuando al pillar un semáforo en rojo me llegó olor a humo de cigarrillo del coche de al lado y con él una arcada horrorosa, ahí empecé a mosquearme. Yo llevaba fumando ya unos cuantos años y no es que fuera un olor especialmente desagradable para mi así que al llegar a casa lo primero que hice fue buscar unos test de embarazo de OneStep que había comprado cuando decidimos ponernos en serio con la búsqueda del embarazo.

Me encerré en el baño sin mucha esperanza y cuál fue mi sorpresa cuando vi que aparecía una rayita tan tenue que casi era imperceptible depende de cómo le diera la luz. Lo primero que se me ocurrió hacer fue fumarme un cigarro para relajarme (hábitos de fumador). Al día siguiente, a primerísima hora y en cuanto paparockero se fue, se emociona mucho cada vez que me hago un test, y como yo estaba segura de que iba a ser negativo, no quería verle la carita de decepción, me volví a hacer otro test y sí, ese se veía más claro. 



Cuando conseguí recuperarme de la mezcla de emociones que me invadió el cuerpo, que iba desde el pánico hasta la felicidad extrema escribí a paparockero y decidimos no celebrarlo mucho hasta no haber ido al médico, por eso de los falsos positivos, o vete tú a saber.

En Alemania tú eliges a tus médicos, no hay centros de salud asignados, por así decirlo, tu buscas al doctor, vas a la consulta y si no te gusta te puedes buscar otro (si queréis que escriba algún post sobre las diferencias entre España y Alemania dejádmelo en los comentarios, porque la verdad, son bastantes), me puse a la búsqueda de un ginecólogo y dí con una doctora que tenía muy buenas críticas, y para mejor valoración habla castellano, así que allí que me presenté. 

Para darme una cita sin tener que esperar dos semanas me hicieron otro test de embarazo que también dio positivo, así que en dos días tendría que volver para la primera consulta.

martes, 22 de marzo de 2016

Empezaré por el principio.

La nuestra es una familia de 4, somos paparockero, gatuna1, gatuna 2 y aquí servidora. La historia de las gatunas no tiene nada que ver con el tema principal sobre el que va a tratar el blog, pero ya que vamos a empezar por el principio os pongo en antecedentes de todo.

Hace unos 4 años paparockero y yo vivíamos en Madrid y tuvimos la oportunidad de hacernos casa de acogida para un gato salvaje que había tenido una pelea y le habían tenido que rescatar de su manada para darle puntos en una pata. Fue todo un desafío para nosotros enseñarle, y para el pobre gato aprender a tener contacto con los humanos, a usar su correspondiente arenero, etcétera. 
Cuando se llevaron al pequeño Thor se nos cayó la casa encima, parecía tan vacía que nos pusimos a la búsqueda, fuimos a protectoras a informarnos, y finalmente dimos con una chica del pueblo donde vivíamos, ella alimentaba a unos gatos callejeros y cuando las gatas se quedaban preñadas se las quedaba en casa para cuidarlas a ellas y encargarse de los cachorros. Fuimos a conocerla y la verdad es que gatuna1 enamoró a paparockero. La primera vez que las vimos tenían una semana de vida y estaban maullando todo el rato, pero paparockero la cogió en brazos y se quedó completamente dormida, decidimos que, cuando estuviera destetada, sería ese cachorrito el que nos llevaríamos. La muchacha nos dijo que ese y otro cachorro dormían siempre echos una bolita, costumbre que no ha cambiado, así que la idea de separarlos tan pequeñitos nos rompía el corazón y decidimos llevarnos también a gatunga2.



Al mes, o cosa así, a paparockero le salió un trabajo en un pueblecito cerca de Nürnberg, así que empaquetamos la casa, la metimos en el coche y nos vinimos de aventuras a Alemania, en enero del año siguiente paparockero me preguntó si me casar con él y el 22 de noviembre más soleado de la historia de nuestra ciudad natal decidimos casarnos. 


En Mayo, medio año después, paparockero se vino a Berlín de avanzadilla a buscar piso porque le había salido otro trabajo; la ciudad ofrecía muchas más oportunidades y el trabajo es en un sector que siempre le ha apasionado, así que no se lo pensó. Yo me quedé organizando la mudanza y todo lo que ello conlleva, viajando cada fin de semana para traer trastos, vernos, etc, y el 2 de septiembre me vine, ya definitivamente.