miércoles, 23 de marzo de 2016

Adiós tabaco.

Lo reconozco, llevo más años fumando de los que puedo recordar, por suerte, tampoco puedo recordar todo el dinero que he gastado entre paquetes, mecheros, tabaco de liar, filtros, papel y toda la parafernalia. Cuando mi madre, mis suegros, paparockero o cualquiera me decía que tenía que dejar de fumar (como si fuera algo que yo no sabía), siempre decía que lo dejaría cuando tuviera que hacerlo, así que ya no sólo por orgullo, si no por salud, y ya no la mía sino la de mi bichito y para alegría de todos los que llevaban años incitándome a hacerlo, decidí dejar a un lado ese apestoso vicio.


He de decir que las náuseas de primer trimestre, el tener congestión nasal desde el día uno que me quedé embarazada, hasta día de hoy, y que tiene pinta va para largo, me facilitó mucho el trabajo.

Cuando paparockero y yo nos conocimos él ya había dejado de fumar, pero como tanto yo como la mayoría de mi entorno seguíamos con el maldito vicio volvió a caer, en el transcurso de los años intentamos dejarlo algunas veces. Él siempre lo conseguía, pero yo no y al final volvía a recaer hasta que hace ya dos años lo dejó definitivamente y para que no volviera otra vez a fallar decidí empezar a fumar en la terraza o bien con las ventanas abiertas así estuviera cayendo la nevada del siglo, en resumen, cualquier cosa para que el ambiente no estuviera tan cargado y le resultara pesado de sobrellevar. Él no ha vuelto a fumar desde entonces, pero ya me fumaba lo de los dos, entre el estrés del trabajo, el adaptarnos a un nuevo país al cual llegué sin saber decir ni "Hallo" y no poder compaginar el trabajo que había encontrado con las clases de alemán acababa resumido en un paquete de tabaco diario, como mínimo.

Total que agarré el toro por los cuernos y decidí que era mejor respirar a fumar, ya que cada calada venía acompañada de un ahogo en mocos que cualquiera que haya pasado un catarro sabe de lo que hablo, y el propio olor y sabor del tabaco que me desagradaba de tal manera que los últimos cigarros del paquete me duraban todo el día porque solo conseguía dar dos caladas antes de apagarlo de nuevo (en sí eso ya era un avance, de fumarme uno a lo largo del día a los 7-8 que acostumbraba, cuando llegué a Berlín...).





También he de reconocer que en España, al volver a relacionarme con mi círculo social de siempre, en el que la mayoría de gente fuma me vi muy tentada, y aunque bajo la atenta mirada de paparockero me permití fumarme un par de cigarrillos, pero ahí acabó la cosa. 

Sé que paparockero está orgulloso de mi, pero yo estoy aún más orgullosa de mi, porque aunque hay días en los que realmente me apetece fumar, me miro la barriga y pienso en lo que merece la pena el que siga sin hacerlo.

Vosotras fumábais antes del embarazo? Habéis conseguido dejarlo? Cómo ha sido vuestro proceso?

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