miércoles, 23 de marzo de 2016

Viaje en la semana 20.

Las navidades coinciden con mi cumpleaños, y el de paparockero había sido un par de meses antes así que, aprovechando las ocasión, mis suegros nos regalaron un fin de semana en Praga, el fin de semana de San Valentín más concretamente, así que hicimos la maleta y con mi barriguita de 20 semanas allá que nos fuimos.





Como íbamos en coche, de camino paramos en Dresde a ver un poco la zona del centro, dar un paseo por los alrededores del teatro, el castillo y la catedral, tomar un café, y lo que más nos importa a las embarazadas, hacer pis.
Que lata de vejiga, por favor.


La verdad es que lo único que puedo decir de Praga es que es una ciudad maravillosa para ver, puedes hacer un montón de cosas y perderte por sus calles paseando, hay que destacar el famosísimo rejo astronómico, que es visita obligada y a ser posible en el momento de dar las horas porque es todo un espectáculo y se llena de gente.




He de decir que nos queda pendiente volver alguna vez, porque mi estado no me permitió disfrutar de su gastronomía al 100%. El viernes según llegamos fuimos a comer y me pedí una especialidad checa deliciosa, que, por cortesía de mi querido bichito, me estuvo repitiendo todo el día y parte de la noche, así que opté por no arriesgarme demasiado con las comidas y no experimentar mucho que ya sabemos todos que el reflujo y la acidez, sobretodo por la noche, puede ser un tema un rato incómodo.

Hay que ver lo que cambian los viajes sólo por ese pequeñito que llevamos dentro, y las ganas que tenemos de que sea un poco grande para empezar a llevarle a conocer mundo con nosotros.

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