miércoles, 28 de diciembre de 2016

Lo que cambia la vida en 6 meses.

El pasado jueves 22 de diciembre nuestro bebé cumplió los 6 meses y creo que este esperado acontecimiento se merece un post recopilación.

Medio año da para mucho, y la verdad es que se nos ha pasado super rápido. Hemos tenido momentos felices, momentos muy felices, mucho estrés, alegrías y algún que otro disgusto.

 
Si nos seguís desde hace cosa de un par de meses sabréis que nuestros comienzos como familia no fueron lo que se dice fáciles. Fue un parto delicado, largo y duro, del que salió un bebé con un pequeño problema cardíaco y que en el mismo día en el que nos dieron el alta tuvo un problema de deshidratación que nos obligó a volver al hospital.

Superados los problemas iniciales, tuvimos que decidir que tipo de padres queríamos ser, si, habéis leído bien, tuvimos que decidir, porque ante los consejos y las, a veces, imposiciones de mi señora suegra, tuvimos que ponernos firmes, en ésta casa mandamos nosotros y el que no quiera rock que no venga al concierto.

Cumplido el primer mes, que dicen que es el más difícil, aunque, sinceramente, a mi me parece más difícil la etapa que se me viene encima que ya han empezado los desplazamientos, pusimos rumbo a España, un arduo viaje de casi dos mil kilómetros con una media de 35º, dos días después no sé quien tenía más babas colgando, si mi hijo o mis padres.

Un mes agotador, todo sea dicho, compromisos familiares por doquier y claro, dentro de lo posible intentábamos respetar los ritmos del peque, pero a veces era casi imposible, teníamos que agendar con quien nos tomábamos el café de la mañana, en casa de qué abuela nos tocaba comer, el café de después de comer, la cañita de la tarde y cenar con los otros abuelos. La última semana fue realmente caótica.



Otros dos mil kilómetros de vuelta pensando en que porfin llega la paz, craso error. La vuelta de paparockero al trabajo supuso un duro golpe a mis horas de sueño, durante la baja nos turnábamos para las tomas pero ahora era mi responabilidad para que paparockero no fuera zombi al trabajo. Eso si, los fines de semana eran, y siguen siendo para mi, quiero decir, paparockero está acostumbrado a madrugar aunque no quiera, asi que los sabados y los domingos se lleva al enano y me deja mantener un pequeño idilio con la cama.

Cuando ya teníamos la rutina establecida, nos íbamos apañando, yo me quedo en casa ocupandome del niño y las tareas cotidianas y en el momento en el que paparockero cruza el umbral de la puerta el niño es suyo y mami puede asearse, "relajarse" y rockear un poco. Justo en ese momento a papá le sale un viaje a Belgrado, de 5 días nada menos. El cielo se me vino encima, ¿cómo iba a ser capaz de sobrevivir 5 días con sus 4 noches con un bebé de 3 meses? Oye, pues no se hizo del todo difícil, el peque ya tenía las rutinas de sueño muy bien asentadas y los horarios de las siestas podían variar en un margen de media hora así que todo controlado, en la primera siesta hacía la comida, en la segunda comía, en la tercera recogía un poco la casa y en la cuarta lo preparaba todo para el paseo. Cuando el peque caía en coma a la hora de dormir aprovechaba para ducharme, cenar y relajarme con una cervecita sin alcohol.

Regresó paparockero, bien, pero la felicidad no duró mucho. No habían pasado dos semanas desde que había vuelto y yo empiezo a encontrarme mal, llevo tiempo con las muelas del juicio decidiendo si salir o no, pero parece que ya han tomado la decisión final. Exacto, tocó ir al dentista y sacarme dos de ellas.

La semana más dura de mi vida, sobretodo los dos primeros días. Etel con 4 meses y medio ya empezaba a querer tocarlo todo y como no la cara era un punto clave, los dos primeros días no fui capaz de darle siquiera besos por el dolor y la hinchazón provocada por los puntos, hasta dos días antes de que me les sacaran no pude cogerle en brazos por miedo a que me diera un golpe y me los saltara. Fue una semana durísima porque cada vez que me veía me sonreía y estiraba los brazos hacia mi, no quiero ni recordarlo, ni pensar que aún tengo que volver a que me saquen las otras dos 😭

Volvemos al caos, porque en nuestra vida no puede haber mucho tiempo de relax porque se ve que si no nos acostumbraríamos. Vuelven a venir mis suegros, y con ellos las discusiones sobre nuestra manera de vivir y educar a nuestro hijo, la verdad para mi fue una semana muuuuuy larga.

A la que ellos se fueron, recibimos otra visita, un amigo de cuándo vivimos en Núremberg (Nürnberg bien escrito), el 30 cumpleaños de paparockero y su consiguiente celebración, otro viaje, ésta vez de dos días en el que elefantito y yo nos volvimos a quedar solitos, otras dos visita de Nürnberg en dos fines de semana consecutivos.

Conocimos a Saint Nicholas (San Nicolás o Papá Noel) que aquí viene el 6 de diciembre, la revisión de los 5 meses y nuestro primer vuelo (del que os hablaremos proximamente) y 23 caóticos, estresantes y festivos días en España en los que hubo momentos buenos, momentos no tan buenos, estrés y mucho cansancio, porque para nosotros hace tiempo que "volver a casa" ya no es considerado vacaciones, si no más bien compromiso, y con el peque aún más, no podemos saltarnos una visita sin que las abuelas nos salten encima...

Durante éstos seis meses hemos visto como nuestro pequeño crecía a velocidad de vértigo, como empezaba a agarrar objetos, cuando consiguió darse la vuelta fue todo un hito, pero también un temor porque ahí empezó el peligro, ya no había brazos, solo existía en suelo y todo a su alrededor era potencialmente babeable.


Hemos descubierto que el colecho no lo es algo que elijan los padres.

Aprendió a desplazarse dando vueltas sobre si mismo y después hacia atrás. He de reconocer, que desde que aprendió a ir para atrás hasta que descubrió que podía levantar el culo tardó bastante, pero si bien es cierto que es un niño bastante precoz para su edad.

Lo pasamos mal con su primera vacuna, pero descubrimos a todo un campeón que en la segunda ni lloró.

Hemos sido testigos de sus laaaargas conversaciones con los peluches, de como elegía sus juguetes preferidos, de su interés en la comida, y en la bebida, y de cómo de un día para otro aprendió a mantenerse sentado sin ayuda.

Ya agarra el biberón el solo y maneja el chupete como si de una extensión de su cuerpo se tratara. Que todo lo que hay al alcane de la mano acabará inebitablemente en la boca, y que el dedo de papá es el manjar más maravilloso del mundo (aunque espero que no durante mucho porque acabamos de empezar a introducir alimentos).
 
Descubrimos que si cuando se enfada le haces burla no puede evitar reírse, así que en casa casi nunca hay lloros que duren más de unos segundos. Y que tenemos una cabeza a prueba de chichones, en parte gracias a la pomada de árnica. (😆)

En estos seis meses, en definitiva, hemos aprendido entre los tres, y las dos peluditas, a ser una familia, a que todos tenemos nuestros más y nuestros menos, hasta una cosita tan pequeña, pero a fin de cuentas estos meses lo que sobretodo han supuesto ha sido una sobredosis de amor en nuestras venas.


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